El ágata es un tipo de calcedonia semipreciosa, que existe en la naturaleza en una amplia variedad de colores, tantos como en el arcoiris. Se forman en antiguas cavidades de lava u otras formaciones ígneas extrusivas. No solo se encuentran con una textura lisa; el ágata puede aparecer veteada, jaspeada, moteada o con unos curiosos motivos vegetales (ágata bosque, ág. dendrítica y ág. musgo). El hombre creó un quinto formato: craquelada. Esta última es muy bonita y original. Parece tener grietas y estar a punto de romperse (véase la foto de arriba). Ha estado mucho de moda y se puede encontrar en casi todos los colores. A pesar de que el ágata en la naturaleza abarca una amplia variedad cromática, el hombre en muchas ocasiones decide tintarlas para que, por ejemplo, un rosa claro pueda pasar a un fucsia vibrante. Hay que recordar que estas ágatas están pintadas de forma sintética, pero parten de un mineral natural; por lo que no pierden sus propiedades primigenias.
A continuación explicaremos algunas de sus propiedades: Antiguamente, los sumerios utilizaron el ágata para hacer sellos, joyas y algunas piezas de vajilla; como la famosa colección de casi 2000 copas que acumuló Mitrídates,
Rey de Ponto y tesorero del rey Ciro de Persia; en las que se incluína copas de ágata, ónice, oro, plata y marfil. Una muestra de qué grado este mineral era apreciado, no sólo por su gran belleza, sino también por la particularidad de conservar el vino fresco
En la Roma clásica, el ágata era utilizada como amuleto propiciatorio de fortuna. Si se colocaba en el brazo izquierdo, el portador sería recompensado con una abundante cosecha. Si se tallaba una serpiente en su interior, ahuyentaba las picaduras de dicho réptil; y siguiendo esta tónica, un sinfín de fórmulas mágico-prácticas se tallaban en la superfucie de dicho mineral.
Las copas
de ágata fueron también muy comunes durante la época bizantina; llegándose a utilizar también para tallar bellos relicarios. Más tarde, durante el Renacimiento en Europa, la nobleza
las coleccionaba, eran símbolo de prosperidad y de buen gusto. Los persas, los árabes y otros pueblos de Oriente utilizaban el ágata, como base de sortijas y sellos, para tallar en su superfície versículos del Corán, el nombre del propietario o alguna fórmula propiciatoria o mágica, que le evitara a su portador toparse con cualquier mal.
Hoy en día se sabe, que es portadora de confianza en uno mismo, permite superar las desdichas del corazón y aplaca la ira. Es una piedra versátil y conocida como la "curalotodo", por su amplio espectro de actuación.
En la actualidad, podemos vistar una de las maravillas naturales que tiene como protagonista el ágata. Esta se encuentra en Arizona (EEUU) y se trata del famoso El Bosque Petricado: 378 km2 de bosque de tocones y troncos de madera agatizada. Este fenómeno se formó por una intrusión mineral dentro de las cavidades intercelulares y celulares de la madera natural. ésta se conserva desde el Triásico (200- 250 millones de años). Este paraje es, por así decirlo, una auténtica ruina natural.
Signo del zodíaco al que beneficia especialmente: Géminis (hay que matizar que dependiendo del color, puede ser beneficiosa para otros signos)
- Ágata rosa: favorece el amor entre padres e hijos.
- Ágata azul: armonía familiar
- Ágata bosque: protección contra la negatividad e imparte fuerza. (Sig. Z.: Virgo)
- Ágata verde: Buena para toma de decisiones difíciles (Sig. Z.: Virgo)
- Ágata musgo: Piedra para los nuevos comienzos. Ayuda a canalizar energías (Sig. Z.: Virgo)
- Ágata dendrítica: aporta abundancia y plenitud a nivel personal o empresarial